VIKTOR EMIL FRANKL, fue un médico neuropsiquiatra austriaco,
psicólogo individual y doctor en filosofía de origen judío, fue el creador del
Análisis Existencial y Logoterapia. Recibió 29 títulos de Doctor Honoris Causa
y es el autor de más de 30 libros, traducidos a diversos idiomas, numerosas
conferencias, centros de promoción de la Logoterapia y numerosos discípulos en
diferentes países del Continente Americano, en la India, Australia, Japón, así
como en la mayoría de los países de Europa.
Nació el 26 de Marzo de 1905 en Vienna, Austria.
Perteneciente a una familia de padres judíos (Gabriel y Elsa) de clase media,
era el segundo de tres hermanos (Los otros dos Walter y Stella). En su familia
siempre existiría un clima de deber, respeto y afecto. Según se narra, expresó
su deseo de ser médico desde los tres años de edad.
Desde muy joven Frankl demostró gran interés en la Filosofía
Existencial y la comprensión integral del Ser-Humano. Fue un ávido lector de
Marx, Nietzsche, Kierkegaard, Schopenhauer, Scheler, Lenin, Freud y Adler. Su
compromiso social fue siempre evidente, llegó a ser Secretario Nacional de la
Juventud Obrera. Siempre luchó por la dignidad del Ser-Humano y la
Re-humanización del mismo, especialmente contra las corrientes psicologistas y
biologistas.
Según un pasaje narrado por Eugenio Fizzotti, cuando un
profesor de ciencias naturales concluyó que la vida no era "más que"
un proceso de combustión y oxidación”, Frankl se puso de pie y dijo: "Entonces profesor Fritz ¿Qué sentido
tiene la vida?". Su interés se agudizó cuando un compañero de estudios
se suicidó y se encontró junto a su cuerpo un libro del filósofo Friedrich
Nietzsche.
Es importante destacar que Viktor
Frankl, nunca realizó una formación o análisis formal en el Psicoanálisis
Freudiano. Sus primeros conocimientos en Psicoanálisis los recibió de Eduard
Hitschmann (1871-1957) y Paul Schilder (1886-1940) en las
clases abiertas de la Clínica Psiquiátrica de la Universidad de Vienna. Durante su formación
médica tomó Contácto e intercambio correspondencia con Sigmund Freud
(1856-1939), quien lo había influenciado a través de sus obras,
siendo él apenas un adolescente.
El nacimiento del Psicoanálisis, había
inspirado el deseo de ser psiquiatra, en el joven Víktor Frankl, quién en aquel
momento se encontraba en la secundaria. Vienna en la década de 1920, se erguía
entonces como “la meca de la psicoterapia”, con nombres tan prominentes como
los de Sigmund Freud o Alfred Adler (1870-1937). Desde Suiza aparecían otros
prominentes discípulos como Carl Jung (1875-1961) o Ludwig Binswanger
(1881-1966).
El único encuentro personal que tuvo
con Freud, fue cuando lo encontró accidentalmente rumbo a la estación de
tranvía a la salida de su universidad, lo siguió durante varias cuadras hasta
llegar cerca de Berggasse, donde todos sabían en Vienna que vivía Freud. Frankl
solía contar esta anécdota y agregar que “fue
así se había convertido en un seguidor de Freud”. Haddon Klinberg Jr. comenta que Frankl se
acercó a él y con los modales de los vieneses le preguntó:
-
Perdóneme, señor, ¿acaso tengo el
honor de hablar con el profesor Freud?
-
Sí, ese soy yo.
-
Mi nombre es Viktor Frankl y…
-
Un momento, un momento – le
interrumpió Freud – Viktor Frankl. Distrito segundo, Czerningasse, número 6,
apartamento 23, ¿no es así?
Frankl quedó sorprendido que Freud,
recordara con exactitud la dirección de su casa, desde la cual él había estado
mandándole cartas hacía ya tiempo. Éste le pidió que le envíe un artículo para
su revista literaria Imago, luego le
recomendó hablar con el secretario de la Sociedad Psicoanalítica, para iniciar
su formación. En aquel momento el responsable era Paul Federn (1871-1950),
quién lo rechazó y le sugirió primero culminar sus estudios de medicina.
Su
postura nunca fue de conflicto, sino más bien de admiración y de respeto, hacia
el pensamiento Freudiano; en sus memorias escribe: “El que me conoce, sabe que mi oposición Freud, no me ha privado de rendirle el
respeto que se merecía” (Frankl. 2006). El agradecimiento y respeto que
Viktor Frankl muestra hacia el padre de la psicología, es reiterativo a lo
largo de toda su obra: “Todos sabemos
bien que Freud fue “el” pionero total y absoluto en el campo de la psicoterapia
y estamos de acuerdo en que fue una personalidad con aspectos auténticamente
geniales” (Frankl. 1980, 2003). Sin Freud, conceptos frankleanos como
“inconsciente espiritual”, “noodinamia”, “voluntad de Sentido” y/o “Psicología
de las alturas”, no tendrían mayor sentido. Tomando como referencia la frase de
Stekel “Un enano sobre los hombres de un
gigante, puede ver incluso más lejos que el propio gigante”.
Posteriormente
realizará duras críticas a la teoría y método psicoanalítico, especialmente a
su “antropología dualista”, al “pansexualismo”, al “biologismo reduccionista”,
al “encuadre terapéutico carente de encuentro interpersonal”, al riesgo que
implicaba “la hiperreflexión para el agravamiento de las neurosis”, a su
“focalización en el pasado” y su “atención exclusiva por las expresiones más
bajas de la realidad humana como son los instintos”, dejando de lado otros
fenómenos más elevados (como el arte, la religión, el amor) o “reduciéndolos a
mecanismos defensivos de carácter neurótico”, así también su “mirada
causalista, carente de toda intencionalidad, finalidad o libertad humana”, la
“focalización en el pasado”, las “excesivas interpretaciones”, entre muchos
puntos más.
Antes
de Freud, existía una Medicina Occidental, sin Psique, sin embargo, este cayó
rápidamente en un Psicologismo. Luego de Freud, existirá pues para Frankl una
Psicología, sin Espíritu. Es así que aunque
el gran mérito del Psicoanálisis fue “haber
desenmascarado la Neurosis”, esta perspectiva cayó rápidamente en un “exceso de interpretación, que lo alejó de
la ciencia” y “redujo incluso lo
auténtico de la persona, a aspectos psicológicos”: “Sigmund Freud nos ha enseñado cuán importante es el desenmascarar.
Pero creo que, en algún punto debe hacerse un alto, y éste se encuentra allí en
donde el “psicólogo desenmascarador” se confronta con algo que ya no es posible
desenmascarar por el simple motivo de ser algo auténtico. El psicólogo que aún
allí no puede dejar de desenmascarar, sólo desnuda su propia tendencia
inconsciente de desvalorizar lo auténtico en el hombre, lo humano en el ser
humano” (Frankl, 2006).
Aún como
estudiante de medicina contactó con Hugo Lukacs, quién le presentó a Alfred
Adler. Frankl desarrolló gran admiración por Adler, por haberse
atrevido a criticar abiertamente muchos puntos del psicoanálisis, en especial
su “pansexualismo” y “reducción excesiva de lo humano a fenómenos
subconscientes”. Inicia así su formación como Psicólogo Individual, logrando a sus 21
años la certificación con el Dr. Erwin Wexberg (1889-1957).
Frankl realizará su especialidad en Psiquiatría con el famoso
psiquiatra Otto Pötzl (1877-1962), sucesor del famoso Ritter Julius Wagner von
Jauregg (1857-1940), Premio Nobel de Medicina en 1927 y maestro de Jacobo Levy
Moreno (1889-1974) y Pedro Lain Entralgo (1908-2001), entre otros. También se
formará en Neurología con el Joseph Gerstmann (1887-1969), cuyo nombre se le
atribuyó al Síndrome Angularis. Pötzl, en contraste con su eminente maestro
Ritter Julius Wagner von Jauregg, adepto a la ideología Nazi de “esterilización
forzada y limpieza racial”, ayudará a Frankl durante el dominio del partido
nacionalsocialista a evadir las órdenes de eutanasia para pacientes judíos,
alterando los diagnósticos de enfermedades psiquiátricas como esquizofrenias,
en problemas de tipo orgánico como afasias, demencias o delirios febriles.
En esta etapa Frankl se dedicará a la práctica Neuropsiquiátrica
en Vienna, siendo inicialmente Jefe del Servicio del Pabellón de Mujeres
Suicidas y posteriormente el Director del Rothschild Hospital. Frankl atendería
un promedio de 3000 pacientes por año, garantizando así su experiencia clínica.
Durante este periodo Frankl registró taquigráficamente todos los dichos y
frases extrañas expresadas por sus pacientes, las mismas que pensaba publicar
en un libro titulado “… y los locos dicen la verdad” (Frankl. 2006).
Continuará con su labor en el Policlínico de Vienna,
combinándola con su práctica privada en Psiquiatría y Neurología desde 1937. En
esta fase se dedicará arduamente al desarrollo y maduración de sus propias
ideas, las mismas que no fueron publicadas sino hasta 1945, tras su liberación
de los Campos de Concentración. Existen
sin embargo, diversas referencias históricas que demuestran de la creación del
Análisis Existencial y Logoterapia en la década de los años 30, previamente a
la experiencia de los campos de concentración. La primera referencia de Viktor
Frankl al término “Logoterapia” data de una conferencia realizada en el año
1926. La denominación alternativa de “Análisis Existencial”, fue utilizada por
primera vez en 1933, para aquel entonces ya había sistematizado varias de sus
ideas principales. Será Wolfgang Soucek, quién años más tarde denominará
oficialmente al “Análisis Existencial y Logoterapia” como la “Tercera Escuela
Vienesa de Psicoterapia”.
En aquel momento Frankl conoció a la
que fuera su primera esposa, Tilly y contrajo matrimonio con ella, 9 meses
antes de ser deportado a los campos de concentración. Por aquel momento,
recibió también la invitación del consulado para obtener una Visa para los
Estados Unidos. Esta Visa sin embargo, no podía extenderse hacia sus padres
ancianos, a quienes había protegido hasta ese momento, con sus influencias. Él
no había comentado nada al respecto a sus padres, sobre este hecho, que
seguramente habría sido asumida por ellos como una gran noticia. Las agresiones
hacia los judíos eran cada vez más explícitas y violentas y él temía por el
futuro de sus padres. En aquel momento, sin saber qué decisión tomar Frankl
reflexionó caminando a través de las calles de Vienna. Al llegar a su casa, vio
un pequeño pedazo de mármol sobre la mesa: “¿Qué es esto preguntó a su padre?”.
Era un pedazo de mármol que él había tomado de una de las sinagogas quemadas y
demolidas por los nazis, su padre le indicó que correspondía a un pedazo de las
tablas de los diez mandamientos. Frankl preguntó a su padre de cuál se trataba
y este le respondió: “Honra a tu padre y
a tu madre, para que vivas por mucho tiempo en la tierra…”. Frankl
interpretó este hecho como una señal y dejó su visa expirar. En menos de un
año, todos sus familiares, menos su hermana Stella que logró escapar, fueron deportados
a los ghettos judíos y posteriormente a los campos de concentración.
Frankl atravesará la experiencia más trágica de su vida: Su
aprisionamiento por más de 2 años en 4 campos de concentración nazi (Auschwitz,
Dachau, Kaufering y Türkheim). Su padre moriría en sus brazos en
Theresienstadt, su madre en las cámaras de gas en Auschwitz, su hermano Walter
murió también en Auschwitz y su joven esposa Tilly, de apenas 25 años de edad,
fue obligada a abortar y posteriormente murió en Bergen-Belsen.
Esta experiencia dio origen a su libro "El Hombre en
busca del Sentido”, en el cual narra cómo experimentó el Holocausto en carne
propia. Una vez liberado se enteró de la noticia de la muerte de su madre y de
su esposa. Sumido en el sufrimiento y la soledad, se concentró en la redacción
del libro: “Dictaba y dictaba, tres
taquígrafas debían turnarse para seguir mi dictado y pasarlo a máquina – tal
era la cantidad que diariamente sacaba de encima, en habitaciones sin
calefacción, apenas amuebladas, con ventanas que en lugar de vidrios tenían
tapas de cartón. Salía de mí a borbotones. Caminaba por la habitación dictando.
De vez en cuando, aún me visualizo a mí mismo, me dejaba caer exhausto en un
sillón y rompía en llanto. Tan emocionado estaba por mis propios pensamientos,
que frecuentemente me sobrevenían con una dolorosa claridad. Las compuertas se
habían abierto…” (Frankl. 2006).
Es en los campos de concentración, donde realmente pondrá a
prueba sus teorías y descubre la verdad existencial de la frase de Nietzsche: "Quién tiene un por qué para vivir,
puede soportar casi cualquier cómo". Se da cuenta de que aquellos
hombres que sobrevivían mejor al campo eran los que tenían un
"Sentido" para poder hacerlo. Desde entonces dedicaría su vida a
ayudar a los demás a encontrar el "Sentido", capaz de ayudarlos a
decir: "¡Sí a la vida a pesar de cualquier circunstancia!". Contacta
en esta experiencia con la indigencia humana, su "Existencia
Desnuda", sin nada más que su propio ser confrontado al sufrimiento
inevitable, cuestionándose por el sentido de su propio sufrimiento y
confrontado a su propia libertad y responsabilidad. Todo lo que valía la pena
se le había arrebatado, menos su Libertad. Padeció hambre, frío y brutalidades
en manos de los guardias y capos. En varias ocasiones estuvo a punto de morir,
así como vio la muerte a su alrededor.
Esta experiencia confirió a Frankl, la autoridad y
experiencia para poder ayudar a las personas a alcanzar la esperanza y
trascender sus dificultades con dignidad, a través del descubrimiento de un
sentido para sus vidas y elegir una actitud correcta, incluso en las
situaciones más difíciles o adversas: “lo importante no es ya lo que nos pasa,
sino lo que hacemos con aquello que nos pasa”. Es a través de lo que el hombre
experimenta, da y asume que uno puede descubrir el sentido de la vida, “en la
vida misma". Frankl comprenderá la importancia del Amor, la Trascendencia
y el Servicio, lo importante no es “lo que uno espera de la vida, sino lo que
la vida espera de uno”. Esta experiencia le permitió poner a prueba el “poder
de oposición del espíritu” y confirmar la importancia fundamental de las
capacidades de auto-distanciamiento y auto-trascendencia, que serán
fundamentales en su método psicoterapéutico.
La versión original de "El hombre en busca de
sentido" ha sido traducida a más de veinte idiomas y se han vendido muchos
millones de ejemplares de la obra en todo el mundo. La "Library of
Congress" en Washington la ha declarado como uno de los diez libros de
mayor influencia en América. Muchas personas han leído "El Hombre en busca
del Sentido", pero pocos conocen y comprender el pensamiento profundo de
Frankl y su importancia dentro de la historia de la Psicología y la
Psicoterapia. Por este motivo, Gordon Allport (1897-1967), le sugirió agregar a
la versión original norteamericana, un anexo con una explicación sobre las
principales ideas del Análisis Existencial y Logoterapia. Viktor Frankl, es sin
duda uno de los autores más influyentes en la Psicología y Psicoterapia
Moderna.
A su retorno, le concedieron la dirección del Policlínico
Neurológico de Vienna, durante los siguientes 25 años. Se dedicó entonces a su
práctica clínica, a escribir sus obras, a contestar la innumerable
correspondencia que recibía diariamente y difundir su enfoque “Análisis
Existencial y Logoterapia”, en diversos países de Europa, Norteamérica, America
Latina y Asía.
Sus libros y testimonio personal tuvieron gran repercusión en
los Estados Unidos, donde amigos suyos como Gordon Allport y Charlotte Bühler,
se encontraban desarrollando las bases junto a otros prominentes psiquiatras y
psicológicos como Abraham Maslow, Carl Rogers, James Bugental, Rollo May, entre
otros, de lo que sería el nuevo movimiento de la Psicología, denominado
“Psicología Humanística” o “Tercera Fuerza de la Psicología”. A pesar de las
invitaciones de sus colegas Frankl se mostró distante, a pertenecer a este
nuevo movimiento, con el fin de poder expresar algunas críticas sobre el mismo.
Consideraba que muchas personas habían integrado ese movimiento más por una
oposición a las dos anteriores tendencias (El Psicoanálisis y el Conductismo),
que por una comprensión profunda y convicción en la dignidad de la Persona
Humana. Existían así personas que conservaban tendencias reduccionistas sobre
el Ser Humano y que exponían actitudes que iban contra su dignidad en aras de
la “autenticidad” y “Autorealización”; incluso promoviendo aspectos poco
saludables y presionando la expresión de emociones o tomas de consciencia. El
Humanismo Americano de los años 60 distará del Análisis Existencial y
Logoterapia de Frankl, en muchos puntos fundamentales, algunos de los cuáles
iremos señalando a lo largo de este texto.
Además de un científico destacado y apasionado por su
trabajo, Viktor Frankl fue sobre todo un ser humano coherente, sensible y
carismático, esposo, padre y abuelo ejemplar. Alpinista de montañas, aviador y
caricaturista. Un hombre que había encontrado el Sentido de su Vida, ayudando a
otras personas a encontrar su propio Sentido.
El 21 de octubre de 1996, Viktor Frankl dictó su última clase
magistral en la Universidad de Vienna. Durante este año su salud empieza a
deteriorarse.
Viktor Frankl murió el 02 de Septiembre de 1997, a la edad de
95 años, luego de permanecer durante tres días inconsciente tras una
intervención quirúrgica. Unos días antes había muerto la madre Teresa de
Calcuta quien años antes presentó una solicitud al Comité del Premio Nobel,
para que el premio fuese otorgado a Viktor Frankl, sin embargo, esta solicitud
no prosperó. Durante una entrevista Frankl contaba que su principal motivación
en la vida fue “ser un buen médico, pero sobre todo seguir siendo un buen Ser Humano”.
Frankl fue un testigo del Siglo XX. Testigo de las más
grandes atrocidades y más elevadas proezas de las que es capaz la especie
humana, en su libro más famoso dirá: “Luego de Auschwitz sabemos de lo que el
hombre es capaz, y después de Hiroshima sabemos lo que está en juego”.
Fue también un científico con alma humanista y existencialista, testigo
partícipe de los inicios de la Psicoterapia. Pero sobre todo fue un hombre que
logró convertir el sufrimiento en sabiduría, el propio vacío en una misión en
beneficio de otros y el destino inevitable la posibilidad de otorgar a la vida
una respuesta y actitud positiva.
Al respecto dirá el propio Frankl: “Es probable que, realmente toda
persona que desarrolla un sistema propio de psicoterapia, al fin y al cabo
escriba su propia historia clínica. El interrogante sólo es si es
representativo para las neurosis colectivas de su tiempo. Entonces sería
posible que pudiese sacrificar su propio sufrimiento para los demás, y su
enfermedad pudiera contribuir a inmunizar a otros” (Frankl. 2006).
Gracias por tu aporte, estuvo muy comprensible.
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